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Hiroshi. A Cyberpunk Ink

Hiroshi se retorció en el anticuado asiento eyectable. Lo encontró en un desguace, tirado junto a una nevera fabricada en China. En la base, preciosa placa cromada serigrafiada de forma sobria: " Propiedad de la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón". Con los pies pegados a la sucia moqueta desgastada, de su diminuto apartamento, y la espalda electrificada por la sobrecarga de los implantes neurales estaba aturdido mirando al exterior,  con la cabeza ligeramente ladeada, por la única ventana del diminuto apartamento. Fuera, la oscuridad de la noche dominaba el skyline de Neón Tokyo sólo perturbada por la omnipresente contaminación lumínica. Destellos de plataformas de aterrizaje en las distantes azoteas. Luces de vuelo de miles de drones, verdes y rojos brillantes en la lejanía.   Golpes duros. Secos. La puerta salió despedida golpeando contra el monogiro Honda de Hiroshi.  – ¡ Hiroshi!. – Era extremadamente delgada y entró en tromba detrás de la puerta. El brazo derecho d...

Ramen

  Los fideos del ramen estaban haciendo su sonido característico mientras los sorbía con pura gula. Estaba sólo en el Yatai callejero de Mao disfrutando de sus deliciosos platos y detrás de las cortinas rasgadas por el uso, que ofrecían una parca intimidad, llovía intensamente. Era temporada de typhoons. Con extrema suavidad el anciano le dejó un delicioso Okonomiyaki y una Sapporo helada. Estaba humeante así que se deleitó con un largo trago de cebada fermentada. Desbloqueó la entrada de datos del terminal ocular. Un rápido vistazo. Descartó la mayoría de mensajes y con un doble parpadeo los bloqueó de nuevo. Con la barriga a tope, deambuló por las atestadas calles sin destino aparente. Entre dos tiendas de implantes ópticos importados de Brasil vió una pequeña tienda de material deportivo vintage y en el pequeño escaparate unas deportivas Nike. Estaban muy usadas pero le flipó el diseño retro sin duda serían suyas.  De vuelta a su apartamento nicho, se tumbó sobre la fría su...

Holo Café

El ajado brazo de metal rozó levemente la gastada superficie hendiendo la fina capa de mugre sobre el reluciente carbono. Hora punta. El olor a café sintético inundaba la atestada sala del HoloCafé. Detrás la barra de brillante carbono, un despropósito genético de ciento cuarenta kilos de DNA modificado.  Double Tap con el índice, en el que parecía el único espacio disponible de la saturada superficie. Miradas cruzadas con el Bar Man. Entendimiento. Letargo postural de la mole Ucraniana solo alterado por un leve reflejo en el párpado derecho, aluvión de pedidos entraban en su retina, acompañado de un gesto torcido de incierto origen. El impertinente índice aún se mantenía impertérrito y desafiante. Eternas milésimas.    Un golpe seco le devolvió a la realidad. Forzó su sistema sináptico al límite. Sin moverse un ápice empezó a filtrar la información de la sala principal. La gente era extremadamente descuidada con sus sistemas firewall. Patético. Al fondo,  a l...

Surfer. A Cyberpunk Story.

Tenía los Biotech absoluta y definitivamente inoperativos. Sentía un dolor intenso en los nervios ópticos, la intensidad era tan profunda que le ardía el cerebro. Doble shot de fármacos. Estaba a full. El neopreno de sus guantes rasgó el aire delante de su cara. Movimientos vertiginosos. Una leve punzada de escozor le recorrió los implantes de la columna. Ahora no era un buen momento.– Pensó. – Ignoró las alertas de proximidad. Ya estaba a punto de superar el firewall de FarmaTech Corporation. Más velocidad, exigió todo el potencial a su equipo. Movimientos mil veces realizados fluían vertiginosamente frente a él. Técnico. Se movía por la interfaz de R.V por puro instinto de Surfer. Los comandos manuales se agolpaban en su psique. Hardware al límite. Los próximos segundos determinarían su futuro. Él era el mejor.  Fue súbito. Sus manos estaban rasgando el aire cuando notó el fuego en su córtex frontal. Luego,  oscuridad. Vacío.  Al fondo,  muy lejos, vió un reflejo. ...

No Exit, Capítulo II. A Cyberpunk Story.

La perfecta silueta permanecía quieta en medio de caos, la muerte y el omnipresente olor a café matutino. En dos rápidos movimientos llegó a su lado,  su contrato, la miró a los ojos y se quedó helado. Era imposible. Había oído hablar de ellos hacía un par de meses en Sudáfrica. Estaba como freelance realizando una extracción rutinaria para una empresa Rusa y un mecánico Pretoriano le comentó que SwissLab los había creado. Milésimas de estupor sólo rotas por una detonación. Armamento ruso de calibre pesado. La munición de guerra desgarró el tórax a un desgraciado de traje barato color crema que estaba sentado en una mesa cercana. Té Chai precipitado al olvido de la destrozada moqueta. Trayectoria clara a su derecha. En un eléctrico ademán apuntó hacia el puto gordo Coreano de la Barra. Demasiado evidente, como la había cagado.– Se lamentó mientras accionaba el doble disparador de su potenciada Glock.– Se colocó entre el contrato y la turba aterrorizada justo a tiempo p...

No Exit. A Cyberpunk Story

Sentados en sillas New Edge de imposibles diseños, en el bullicioso London Cafe, estaban ellos. Trajes corporativos caros, cortes de pelo a láser, movimientos impecables y postura rígida. El caro algodón de los trajes Kiton apenas podía disimular la tensada musculatura. El más alto agarró la blanca taza de café de la mesa, leve roce de la brillante porcelana con la cucharilla, de mate metal frío, colocada con precisión en el lateral del plato y la acercó  inexpresivo a su comisura los otros dos miradas fijadas en ángulos opuestos.  Olor a café omnipresente. Trajín de ejecutivos. Prisas. Intenso ruido de vapor escapando del cromado tubo Italiano de impecable imitación de alguna máquina del siglo pasado. En la barra de roble americano, un gordo Coreano peleaba por conseguir el espacio vital suficiente para conseguir su dosis matutina entre dos brokers, de trajes baratos y distintivos de la bolsa de Tokio, que ignoraron los empujones y cerraron filas entre codazos de...

Shutdown. Capítulo Final. A Cyberpunk Story

El vaho formaba intrincados diseños a cada respiración, ascendiendo hacia lo desconocido y difuminándose sin llegar a alcanzarlo. Acelerada. Inhumana cadencia. Angustiosa. Kon se mantenía encorvado en una esquina entre incontables plasmas interconectados, visiones pasadas y futuras fluctuaban ante él, pulsaciones furiosas sobre el febril teclado táctil. Desesperación. Impotencia ante la derrota. Alegría. Sabor a victoria. Juego de emociones sin fin. Angustioso. Horas de trabajo casi eternas. En el enorme lcd que tenía frente a sus metálicos ojos lluvia le líneas repletas de datos. Interminables. Galimatías entroncado. Tras dos días de descarga ininterrumpida estaba roto. Nimias reminiscencias eléctricas incontrolables en su extremidad derecha. El anticuado implante de titanio vibraba sutilmente, incapaz de ser controlado por su software saturado. Parkinson digital. Abrumado Kon estiró cada músculo de su cuerpo hasta el punto de fractura, arqueandose en heterodoxo ángulo en un vano...