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Hiroshi. A Cyberpunk Ink





Hiroshi se retorció en el anticuado asiento eyectable. Lo encontró en un desguace, tirado junto a una nevera fabricada en China. En la base, preciosa placa cromada serigrafiada de forma sobria: " Propiedad de la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón". Con los pies pegados a la sucia moqueta desgastada, de su diminuto apartamento, y la espalda electrificada por la sobrecarga de los implantes neurales estaba aturdido mirando al exterior,  con la cabeza ligeramente ladeada, por la única ventana del diminuto apartamento. Fuera, la oscuridad de la noche dominaba el skyline de Neón Tokyo sólo perturbada por la omnipresente contaminación lumínica. Destellos de plataformas de aterrizaje en las distantes azoteas. Luces de vuelo de miles de drones, verdes y rojos brillantes en la lejanía.
 
Golpes duros. Secos. La puerta salió despedida golpeando contra el monogiro Honda de Hiroshi. 
– ¡ Hiroshi!. – Era extremadamente delgada y entró en tromba detrás de la puerta. El brazo derecho de Sakura humeaba de todos los conectores.
 
Con dos enormes zancadas la bella Sakura se plantó frente a su socio. Todos los indicadores de alerta del proxi de la consola Neotech zumbaban enloquecidos. Con sumo cuidado, le retiró el casco de vuelo espejado, una amalgama de cables multicolor partía  de la parte posterior. Horrorizada, los siguió con la mirada y ninguno iba a la Neo. Todos los cables partían del cubo dorado que les había vendido ayer Matsuda San. Los ojos de su amante permanecían en abiertos en vuelo al infinito. 
Dos diminutas lágrimas resbalaron por la mejilla de la bella Sakura mientras abrazaba el tibio cuerpo. 



Hiroshi a Cyberpunk Story de John Iron

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