Los fideos del ramen estaban haciendo su sonido característico mientras los sorbía con pura gula. Estaba sólo en el Yatai callejero de Mao disfrutando de sus deliciosos platos y detrás de las cortinas rasgadas por el uso, que ofrecían una parca intimidad, llovía intensamente. Era temporada de typhoons. Con extrema suavidad el anciano le dejó un delicioso Okonomiyaki y una Sapporo helada. Estaba humeante así que se deleitó con un largo trago de cebada fermentada. Desbloqueó la entrada de datos del terminal ocular. Un rápido vistazo. Descartó la mayoría de mensajes y con un doble parpadeo los bloqueó de nuevo. Con la barriga a tope, deambuló por las atestadas calles sin destino aparente. Entre dos tiendas de implantes ópticos importados de Brasil vió una pequeña tienda de material deportivo vintage y en el pequeño escaparate unas deportivas Nike. Estaban muy usadas pero le flipó el diseño retro sin duda serían suyas.
De vuelta a su apartamento nicho, se tumbó sobre la fría superficie de plástico antialérgico mientras colocaba, con sumo cuidado, las preciosas Nike al lado de la puerta para luego con determinación calarse las gafas de realidad virtual. En un instante su diminuto espacio vital se expandió hasta el infinito. Estaba dentro. Se detuvo un instante para admirar la belleza de su Avatar antes de partir a la batalla, hoy sería un gran día.
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