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The Bug. Cyberpunk Ink







Los fogones lamían el metal con furia mientras el cocinero sintético golpeaba los escurridizos fideos. Sapporo helada. La geometría de la jarra le abstrajo unas milésimas mientras transitaba por los aires hacía su destino final. Reflejos estroboscópicos en el atestado antro callejero de los omnipresentes focos de transportes nocturnos traspasando, con sus lacerantes haces, las deshilachadas cortinas.
El golpe fue seco. El metal de la barra del tenderete absorbió el duro impacto. Reflejos acerados buscaron instintivamente el nueve de metal y polímero avanzado. Precisa, la mano del barman se posó en su hombro, tensión al límite, y una voz rasgada, profunda, susurró. 
– No saques la puta artillería amigo. – era un tipo de ojos rasgados, menudo y con una enorme cicatriz que le dividía la cara en diagonal.
Los ojos de Roku se levantaron y el hardware se incrustó en la vetusta cara. Orbes inertes de metal líquido resistiendo su escáner. Fue su talante tranquilo el que ganó. Delicadamente soltó la empuñadura y agarró el cristal del asa. La fugaz secuencia pasó inadvertida por los parroquianos sólo pendientes de sus Sapporo y los fideos picantes. Otro golpe le crispó el sistema nervioso pero lo descartó, el anciano le colocaba un bol humeante. Una presencia tras de sí. Demasiado tarde, comprendió, cuando el acero japonés le atravesó el pecho y el boshi golpeó suavemente el cristal de la jarra. 
 

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