Era una bolsa de deporte antigua, vintage, la compró en una tienda de segunda mano. Le gusto el diseño con un tipo capturado en el aire instantes antes de hacer un mate. Letras Nike doradas y Air desgastadas. En su mejor momento, quizás y solo quizás, también lo fueron. Pulcro dorado. Según le dijo el coleccionista en su tiempo fue una importante marca de ropa de un jugador de baloncesto blanco que era el mejor de todos los tiempos. No sabía ni que era el baloncesto, pero el diseño le gustó. Pasos técnicos. Miradas rápidas a totas las superficies cromadas. Reflejos distantes de la muchedumbre hacinada. Callejón abarrotado de una turba gris. Obreros camino a ninguna parte. La mayoría dormía en espacios minúsculos del subsuelo de la City y vagabundeaban hasta la queda. El cableado de la red aportaba un extra de confort a sus miserables vidas. Conexiones ilegales. Calor de teras de datos a la velocidad de la luz. Enfermedades electromagnéticas, una leve carga para quien ...
La cromada esfera marcaba las tres de la madrugada. Con los sentidos ligeramente embotados, por los excesos en el club Diamond, lanzó el cigarrillo sobre un charco de agua estancada. Una columna de humo blanco emergió, efímera. La desdichada colilla rubia acompañó a decenas. Petrov conocía muy bien al viejo. Habían sido amigos muchos años antes del ascenso meteórico al trono del Diamond. El viejo era un puto mafioso, cobarde pero astuto. Siempre se rodeaba de matones cableados al extremo. Otra mirada a la esfera de cromo. Casi las cinco. Tiró el cartón vacío de tabaco barato. Era el último. Se maldijo por no traer un par de paquetes más. La cancerígena nicotina de los filtros consumidos al límite tiñó el agua de lluvia acumulada en los charcos irregulares del suelo del callejón. Neones reflejados. Lejos, se escuchaba el zumbido de un motor eléctrico. Un Maybach doblo la esquina. Pulcra pintura bicolor. La puerta lateral se abrió en el mismo instante que la limusina par...