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Mostrando entradas de noviembre, 2019

No Exit, Capítulo II. A Cyberpunk Story.

La perfecta silueta permanecía quieta en medio de caos, la muerte y el omnipresente olor a café matutino. En dos rápidos movimientos llegó a su lado,  su contrato, la miró a los ojos y se quedó helado. Era imposible. Había oído hablar de ellos hacía un par de meses en Sudáfrica. Estaba como freelance realizando una extracción rutinaria para una empresa Rusa y un mecánico Pretoriano le comentó que SwissLab los había creado. Milésimas de estupor sólo rotas por una detonación. Armamento ruso de calibre pesado. La munición de guerra desgarró el tórax a un desgraciado de traje barato color crema que estaba sentado en una mesa cercana. Té Chai precipitado al olvido de la destrozada moqueta. Trayectoria clara a su derecha. En un eléctrico ademán apuntó hacia el puto gordo Coreano de la Barra. Demasiado evidente, como la había cagado.– Se lamentó mientras accionaba el doble disparador de su potenciada Glock.– Se colocó entre el contrato y la turba aterrorizada justo a tiempo p...

No Exit. A Cyberpunk Story

Sentados en sillas New Edge de imposibles diseños, en el bullicioso London Cafe, estaban ellos. Trajes corporativos caros, cortes de pelo a láser, movimientos impecables y postura rígida. El caro algodón de los trajes Kiton apenas podía disimular la tensada musculatura. El más alto agarró la blanca taza de café de la mesa, leve roce de la brillante porcelana con la cucharilla, de mate metal frío, colocada con precisión en el lateral del plato y la acercó  inexpresivo a su comisura los otros dos miradas fijadas en ángulos opuestos.  Olor a café omnipresente. Trajín de ejecutivos. Prisas. Intenso ruido de vapor escapando del cromado tubo Italiano de impecable imitación de alguna máquina del siglo pasado. En la barra de roble americano, un gordo Coreano peleaba por conseguir el espacio vital suficiente para conseguir su dosis matutina entre dos brokers, de trajes baratos y distintivos de la bolsa de Tokio, que ignoraron los empujones y cerraron filas entre codazos de...