Estaba sentado, el expreso oscuro e intenso en la taza de porcelana antigua, negra y oro, un anacronismo. kintsukuroi (金 繕 い). Mi mirada se perdía en el desfile silencioso de sedas y lanas colgadas en los percheros de época. Un resplandor fugaz en el cristal me arrastró a la calle, un torrente sin fin de cuerpos iluminados por neones parpadeantes, el pulso incesante de Neo-Tokio . Un gruñido de repulsión se anudó en mi garganta y volví a mis telas, cada una estratégicamente dispuesta, una sinfonía cromática perfecta que era mi única certeza en este caos. "Disposición perfecta", pensé, el mantra narcotizante que me devolvía al presente, o al menos, a un presente que podía controlar. Mis pensamientos se disolvían, buscando ecos en recuerdos casi olvidados. La campanilla de la puerta apenas emitió un tintineo cuando un cliente entró. Fue demasiado silencioso, demasiado calmado. Sentí mi privacidad violada, como una fisura en mi mundo de orden. Aparté la vista de los estantes y, ...
Publicación periódica de relatos Cyberpunk. Un abrazo a todos los lectores! John Iron